Una afición peligrosa

Con Una afición peligrosa, después de Pájaros a punto de volar, publicada el año pasado en esta colección, se completa la edición de los cuentos inéditos, o no recogidos en libros, de la gran autora Patricia Highsmith, fallecida en 1995. Un gran acontecimiento literario. Ambos volúmenes abarcan casi cincuenta años de producción literaria y nos permiten ver la evolución de Patricia Highsmith, desde sus años como escritora free-lance en Nueva York, en la década de 1940, hasta su exilio en Suiza.

Los relatos de Una afición peligrosa, escritos cuando la autora ya comenzaba a labrarse en Europa su fama como escritora de suspense, muestran todo el espectro de su escritura, desde las narraciones psicológicas hasta lo grotesco. Encontramos algunos personajes frecuentes en sus novelas, como el psicópata gigoló de Una afición peligrosa, que seduce a mujeres triunfadoras pero insatisfechas, o el excéntrico cartero de Música que mata, que fantasea sobre los supuestos crímenes de sus compañeros de trabajo. Otras narraciones, sin embargo, se apartan de lo que se considera «Highsmith pura y dura», como el registro cómico de Dos palomas muy desagradables, que muestra la identificación de la autora con el mundo de los animales, o Un completo fracaso, donde la historia de un insignificante tendero de Nueva Inglaterra que hereda cien mil dólares de su tío llega a adquirir la dimensión de una insólita, implacable lección de moral. Quizá uno de los textos más originales e inesperados dentro de la obra de Patricia Highsmith es El problema de la señora Blynn, el problema del mundo, un relato publicado después de su muerte por The New Yorker en la primavera de 2002 y, según el crítico literario alemán Paul lngendaay, la «joya» de la colección.

En esta colección de relatos se dibuja también un espléndido retrato del espíritu americano de mediados del siglo XX, sutil y mordaz, un inteligentísimo «destilado» a la manera de la incomparable Highsmith.

«En historias como éstas, la autora, más que burlarse de las carencias de sus personajes, reconoce que el mundo es tan duro que todos debemos ser un poco raros para vivir en él. Al final, la rareza que nos hace temblar ya no nos es ajena, sino extrañamente familiar» (Penelope Mesic, Book).

«En cada historia, Highsmith demuestra su brillante e inimitable talento para que incluso los personajes más gélidos tengan vida. Suficientemente entretenida como para leerla en la playa, esta colección de relatos debería ser obligatoria para los estudiosos del thriller psicológico» (Publishers Weelky).