A ciegas
Encerrado en un sanatorio mental, Salvatore Cippico rememora lo que ha sido su vida, que atraviesa los horrores del siglo XX, al tiempo que representa la dignidad de quien se sacrifica por una causa universal. Cippico fue militante del partido comunista, combatió en la Guerra Civil española, luego fue militar del ejército yugoslavo en la Segunda Guerra Mundial. Lo deportaron al campo de concentración de Dachau y, posteriormente, fue a parar al gulag de Goli Otok. En los años cincuenta, emigrará a Australia, donde un siglo atrás también terminó sus días el danés Jorgen Jorgensen, quien pasará de autoproclamarse rey de Islandia a ser condenado a trabajos forzados en Australia. Un delirio de voces en el que resuenan las de otros malogrados revolucionarios perdidos en los pliegues de la historia. Magris recuenta aquí los restos de un naufragio colectivo y ofrece una meditación acerca de la utopía como la última odisea posible, sin esperanza de retorno a casa.
«Si en Austerlitz, de Sebald, el horror del siglo pasado es representado mediante una arquitectura grandiosa, aquí pasa a ser una navegación conradiana en pos de una salvación imposible» (M. Grassi, Panorama).
«Una solemne y sugestiva elegía que es una iracunda y al mismo tiempo piadosa meditación acerca de la historia; acerca de la infinita serie de clandestinos y prisioneros de la historia» (Lorenzo Mondo, La Stampa).
«Claudio Magris reconstruye el terrible destino de individuos y generaciones, recogiendo por doquier despojos humanos exhaustos por la total ausencia de un oasis de luz a excepción del mar, único referente capaz de ofrecer, con su extensión "libre", una cierta purificación del veneno de los siglos... La dificultad de organizar todo esto en una novela, en una estructura narrativa, es empresa de unos pocos tocados por la gracia de la escritura, y el "caso Magris" es uno de éstos» (Walter Mauro, Il Tempo)
Sinopsis
Encerrado en un sanatorio mental, Salvatore Cippico rememora lo que ha sido su vida, que atraviesa los horrores del siglo XX, al tiempo que representa la dignidad de quien se sacrifica por una causa universal. Cippico fue militante del partido comunista, combatió en la Guerra Civil española, luego fue militar del ejército yugoslavo en la Segunda Guerra Mundial. Lo deportaron al campo de concentración de Dachau y, posteriormente, fue a parar al gulag de Goli Otok. En los años cincuenta, emigrará a Australia, donde un siglo atrás también terminó sus días el danés Jorgen Jorgensen, quien pasará de autoproclamarse rey de Islandia a ser condenado a trabajos forzados en Australia. Un delirio de voces en el que resuenan las de otros malogrados revolucionarios perdidos en los pliegues de la historia. Magris recuenta aquí los restos de un naufragio colectivo y ofrece una meditación acerca de la utopía como la última odisea posible, sin esperanza de retorno a casa.