Novedades

En «Panorama de narrativas» aparecen El castillo en el bosque, la última y muy ambiciosa novela de Norman Mailer, de quien hemos tenido el privilegio de publicar tantos títulos en esta colección. El autor de Trainspotting, Irvine Welsh, comparece con Secretos de alcoba de los grandes chefs, una novela muy esperada por sus muchos fans. En El Círculo Cerrado, de Jonathan Coe, uno de los más prestigiosos novelistas ingleses de su generación, regresan los cuatro amigos de El Club de los Canallas, veinticinco años después. Con Alta fidelidad de Nick Hornby empezamos el rescate de las primeras y magníficas obras del autor de Cómo ser buenos y En picado. La nueva novela de Bernhard Schlink, El regreso, evoca la gran calidad literaria de El lector, que obtuvo un gran éxito de crítica y muchos lectores en tantos países. Y por último, con Un pedigrí de Patrick Modiano, empezamos la publicación de este gran autor, considerado por la crítica francesa el mayor escritor vivo de su país.

En «Narrativas hispánicas», Alan Pauls, el autor de El pasado, obra que lo ha consagrado internacionalmente, nos ofrece ahora Historia del llanto, una breve, sutil e intensa novela sobre los tópicos de los años setenta en Argentina, la clandestinidad, las dobles vidas, el sacrificio, y confirma que estamos ante un escritor excepcional. El Premio Herralde de este año ha apostado por el argentino Martín Kohan (1967), con Ciencias morales, una novela extraordinariamente madura que lo situará en primera fila de su generación, y por el mexicano Antonio Ortuño (1976), con Recursos humanos, aún más joven y con una gran carrera por delante. Una apuesta convencida de que estos dos jóvenes es-critores pueden llegar a ser dos «clásicos del futuro».

En «Argumentos», Mutantes. De la variedad genética y el cuerpo humano de Armand Marie Leroi nos ofrece un brillantísimo ensayo en el que combina una fascinante historia de la medicina y una asombrosa exploración de la forma humana. Oscar Tusquets Blanca, el reconocido y polifacético creador, nos brinda sus personalísimas opiniones en Contra la desnudez (ya que no precisamente contra el desnudo). En La felicidad paradójica, Gilles Lipovetsky, «una estrella de los analistas de la contemporaneidad» (Vicente Verdú), prosigue sus indispensables indagaciones sobre las inquietudes y contradicciones de nuestra época. En Anatomía del amor, Helen E. Fischer «nos ofrece una novedosa y convincente explicación sobre los orígenes y la necesidad del matrimonio y el amor. Una obra mucho más profunda y punzante que la habitual literatura sobre la sexualidad humana» (F. O. Wilson). José Antonio Marina, fiel a su cita anual, en Las arquitecturas del deseo descubre que carecemos de una «teoría del deseo» y se aplica a ello con su sagacidad y acierto característicos.

En «Biblioteca de la memoria», Gregorio Morán lleva a cabo en Asombro y búsqueda de Rafael Barrett una apasionante semblanza biográfica de un malogrado (y excelente) escritor, librepensador radical, y sus andanzas en el Madrid bohemio de finales del siglo XIX y luego en Argentina, Uruguay y Paraguay.

En «Compactos», Trilogía de la Memoria de Sergio Pitol reúne sus tres últimos y extraordinarios libros: El arte de la fuga, El viaje y El mago de Viena, con dos prólogos escritos expresamente para esta edición de J. A. Masoliver Ródenas y Juan Villoro. La buena letra de Rafael Chirbes es «una obra maestra» (Hamburger Abenblatt) de uno de los escritores absolutamente imprescindibles en lengua española. La hora azul, del peruano Alonso Cueto, fue galardonado con el Premio Herralde de Novela hace un par de años y obtuvo una excelente acogida en nuestro país y en sus diversas traducciones. En El lado frío de la almohada, Belén Gopegui reunió «literatura social, con un desenlace polémico y atrevido» (Alejandro Gándara) y novela de espionaje tratada con «una complejidad digna de Graham Greene» (Francisco Umbral). Los Diarios de Andy Warhol, un artista que sigue muy presente en la escena internacional, «el Walt Disney de la era de las anfetaminas» (J. G. Ballard) nos ofrece su mirada de voyeur impasible sobre tantos personajes célebres (empezando por él mismo) de nuestra época.