Los infinitos
Los infinitos

Los infinitos

En un lento y largo día de verano, la familia Godley se ha reunido en Arden, su finca, locus amoenus en medio de una verde campiña, a pocos minutos de un antiguo lugar sagrado pero no muy lejos de las vías del tren. Adam, el hijo mayor, ha llegado el día antes con su esposa Helen. Son los únicos que no viven allí, y han venido porque el viejo Adam Godley, un respetado, admirado, exaltado matemático, ha sufrido un ictus cerebral y se está muriendo.

Toda la familia ya está en la casa, esperando -o no- la muerte del padre. Junto al gran protagonista de este soleado día de adioses y de dioses, están Ursula, su segunda esposa, madre de Adam y de su hermana Petra, y Helen, la mujer del joven Adam, bella como la homérica Helena por la que tantas naves se hicieron a la mar. Y también entran y salen de la escena -porque esta admirable novela es, además, una tragicomedia de entradas y salidas, con aires de película de la época más dorada y dionisíaca del cine- lvy Blount, la última descendiente de los nobles del lugar, que ahora es la criada de la familia, y Duffy, un campesino que se ocupa de lo poco que resta de la ganadería de la finca. Y más tarde vendrán Roddy Wagstaff, un modernillo que oscila entre el dandismo y la ambigüedad sexual, que corteja a la angustiada Petra pero le interesa el gran Adam Godley, de quien quiere ser el biógrafo autorizado. Y Benny Grace, más viejo y más indescifrable que Roddy, quizá un colega de Adam Godley, o un compañero de antiguas correrías nada santas.

Aunque puede que Benny sea también el dios Pan, que junto a otras deidades mayores y menores es uno de los personajes de esta luminosa y numinosa historia sobre los mortales, sus angustias e incertidumbres; y sobre la dolorosa inmortalidad de los dioses, que copulan con los hombres e interfieren en sus vidas sólo para intentar experimentar esa mortalidad que anhelan. Porque la serie final de ecuaciones de Adam Godley, un puñado de paradojas exquisitas e irrebatibles, es la combinación que abrió el «cerrado aposento del tiempo», la condición necesaria de esta literaria convivencia de dioses y hombres, y de esta narración gozosa e infinitamente sabia.

«Banville ha sido comparado con maestros de la talla de Beckett o Nabokov, y desde hace años sus libros están entre los más perturbadores, hermosos y extraños de la literatura contemporánea. Su última novela, Los infinitos, es también perturbadora y hermosa, y quizá aún más extraña que las que la precedieron. Y es, también, una novela de misterio que respeta demasiado sus enigmas como para intentar resolverlos. El gran tema de este libro inolvidable es nada menos que el misterio de la existencia mortal. ¿Y qué mejor que un elenco de inmortales perplejos, vitales, irónicos, y seguramente imaginarios, para arrojar una luz nueva sobre el tema?» (Troy Jollimore, The Washington Post).

«John Banville es un maestro, y su escritura un placer sensual sin interrupciones» (Martin Amis).

«Banville es Dios, y no se avergüenza de serlo» (Sergi Sánchez, El Periódico).

«Una novela ante la que sólo cabe rendirse y adorarla» (Rodrigo Fresán, ABC).

«Dueño de una prosa tan virtuosa que parece tocado por los dioses» (Antonio Lozano, Qué Leer).

ISBN978-84-339-7544-7
EAN9788433975447
PVP CON IVA19.9 €
NOTA DE LA EDITORIALNo disponible. La editorial indica que está descatalogado o agotado indefinidamente
NÚM. DE PÁGINAS296
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 763
TRADUCCIÓNBenito Gómez Ibáñez
PUBLICACIÓN01/10/2010
ISBN978-84-339-3502-1
EAN9788433935021
PVP CON IVA14.99 €
CÓDIGOEB 300
TRADUCCIÓNBenito Gómez Ibáñez
PUBLICACIÓN01/10/2010
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John Banville

John Banville

John Banville nació en Wexford, Irlanda, en 1945. Además de los títulos publicados en Anagrama, es autor de las novelas "Copérnico" y "Kepler" (Edhasa), "Mefisto" y "La carta de Newton" (Península). Ha obtenido numerosos galardones, como el James Tait Black Memorial Prize, el Guardian Fiction Prize y el Guiness Peat Aviation Award. Según el gran crítico literario George Steiner, "John Banville es el escritor de lengua inglesa más inteligente, el estilista más elegante".

Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014.

 

Foto © Maria Teresa Slanzi