Con Tres rosas amarillas, último libro de Raymond Carver, concluye el ciclo creador de uno de los autores más valiosos y significativos de las últimas décadas. Seis magníficos relatos que ahondan y, si cabe, perfeccionan su personal universo literario, con un broche de oro final: el relato que da título al volumen, reconstrucción imaginaria de los últimos días de Chéjov, que alcanza cotas de auténtica genialidad.

Como en sus libros anteriores, Carver retoma sus temas de siempre: las tribulaciones de la América pobre, los problemas familiares y matrimoniales, la soledad de seres anónimos que consumen existencias grises y anodinas sobrellevando como mejor pueden una vida de perdedores. Pero en Tres rosas amarillas lleva su estilo y su fuerza narrativa hasta las últimas consecuencias: una prosa límpida y transparente que bucea en el misterio de la vida; procedimientos descriptivos ajenos a todo sentimentalismo y que plasmas profundas emociones humanas; un lenguaje preciso y escueto cuya llaneza da lugar a atmósferas plenas de sentidos y contextos.

No cabe duda de que la magia de Carver, por encima de la fascinación que provocan sus narraciones, estriba en que nos traslada a un punto cero de la realidad desde el cual podemos atisbar su calidoscópica e infinita presencia. Así lo prueba rotundamente Tres rosas amarillas, libro donde la realidad surge en cada página con una inmediatez inquietante.

En resumen, tras Catedral, De qué hablamos cuando hablamos de amor y ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?, la última obra maestra de un autor que ha sido merecidamente llamado el «Chéjov americano».