Azotando a la doncella
Una historia obsesiva de los indisolubles vínculos que unen un hombre a su doncella. Cada mañana ella se presenta en la alcoba provista de toda la parafernalia de la limpieza; él acecha una falta, un error inevitable en el desempeño de su tarea; la doncella se apresta a ser azotada. Un «manual» describe unas normas a las que amo y doncella están igualmente esclavizados; ambos están encadenados a un ritual cotidiano —puntuado por relatos de pesadillas recurrentes y hallazgos de extaños y horribles objetos— cuya abolición es imposible.
En este relato de un humor glacial se imbrincan de forma muy sutil todas las combinaciones del arte literario (variantes de construcción, permutación de frases, juegos de palabras) con las propias de las relaciones superior-inferior, amo-esclavo, hombre-mujer. Así, de repetición en repetición, de deslizamiento en deslizamiento, se llega —como si se pasase de la alegoría a la farsa, del orden al desorden, de la mesura al delirio— a una casi inversión de papeles. Y todo ello gracias exclusivamente al lenguaje, la literatura, el arte.
«La relación entre la doncella y el amo, prisioneros del mismo deber, es como una parábola sobre los lazos ocultos del poder. Pero, cuidado, nada se demuestra ni se subraya, nada se afirma... Una lección de inquietud, ciertamente, y por encima de todo una maravilla» (Michel Bradeau).
«A medida que va desplegándose mágicamente, la metáfora central de Coover va revelando un asombrosamente intrincado sistema de relaciones que recuerdan los incesantes y repetitivos ciclos de la vida y la muerte, de la creación y la destrucción. Azotando a la doncella es una de las obras más perfectas de Coover y está destinada a ser contemplada como una obra maestra en miniatura de la narrativa posmoderna» (Larry McCaffery).
Sinopsis
Una historia obsesiva de los indisolubles vínculos que unen un hombre a su doncella. Cada mañana ella se presenta en la alcoba provista de toda la parafernalia de la limpieza; él acecha una falta, un error inevitable en el desempeño de su tarea; la doncella se apresta a ser azotada. Un «manual» describe unas normas a las que amo y doncella están igualmente esclavizados; ambos están encadenados a un ritual cotidiano —puntuado por relatos de pesadillas recurrentes y hallazgos de extaños y horribles objetos— cuya abolición es imposible.
En este relato de un humor glacial se imbrincan de forma muy sutil todas las combinaciones del arte literario (variantes de construcción, permutación de frases, juegos de palabras) con las propias de las relaciones superior-inferior, amo-esclavo, hombre-mujer. Así, de repetición en repetición, de deslizamiento en deslizamiento, se llega —como si se pasase de la alegoría a la farsa, del orden al desorden, de la mesura al delirio— a una casi inversión de papeles. Y todo ello gracias exclusivamente al lenguaje, la literatura, el arte.
«La relación entre la doncella y el amo, prisioneros del mismo deber, es como una parábola sobre los lazos ocultos del poder. Pero, cuidado, nada se demuestra ni se subraya, nada se afirma... Una lección de inquietud, ciertamente, y por encima de todo una maravilla» (Michel Bradeau).
«A medida que va desplegándose mágicamente, la metáfora central de Coover va revelando un asombrosamente intrincado sistema de relaciones que recuerdan los incesantes y repetitivos ciclos de la vida y la muerte, de la creación y la destrucción. Azotando a la doncella es una de las obras más perfectas de Coover y está destinada a ser contemplada como una obra maestra en miniatura de la narrativa posmoderna» (Larry McCaffery).
