Momentos de inadvertida felicidad
Estás en la cola del supermercado, o parado en medio de un atasco, o esperas a que tu novia salga del probador de una tienda de ropa, en fin, que estás algo distraído, cuando, de repente, la realidad que te rodea parece confluir hacia un único punto y hace que éste resplandezca. Y entonces te das cuenta de que acabas de encontrarte con uno de esos momentos de inadvertida felicidad. A medio camino entre Me acuerdo de Perec y las implacables leyes de Murphy, Francesco Piccolo pone al desnudo con despiadado sentido del humor los placeres más inconfesables, los tics, las debilidades con las que todos, tarde o temprano, hemos de bregar. Porque sólo reduciendo a añicos la realidad se logra atrapar por la cola ?siquiera un instante? el sentido más profundo de la vida. «Leed este libro, es probable que a veces os parezca estar delante de un espejo. Y os entrarán ganas de reír. Tal vez con una punzada de amargura» (Stefano Clerici, La Repubblica). «Es un catálogo de lo cotidiano... Como todos los catálogos, los repertorios, las listas, es fascinante» (Chiara Valerio, l?Unità). «Tan inclasificable como sorprendente» (Francesco de Core, Il Mattino).
«Leed este libro, es probable que a veces os parezca estar delante de un espejo. Y os entrarán ganas de reír. Tal vez con una punzada de amargura» (Stefano Clerici, La Repubblica).
«Una especie de cuaderno sin fechas en el que Piccolo registra todo lo que un ojo atento -implacable en la observación de los más variados tics colectivos, de nuevos y viejos conformismos, de costumbres públicas y privadas, tanto más si son indolentes e irracionales- lleva hasta su personalísimo foco de atención» (Massimo Onofri, Avvenire).
«Una enciclopedia portátil de ternuras, cinismos, manías, afanes, miedos, tics, chorradas, como si fueran los cromos de los futbolistas que cambiabas en catequesis. La vida es esto: una cadena de cosas que apenas valen nada y que sin embargo, al juntarlas, se convierten en lo que eres o temes ser» (Daniele Abbiati, Il Giornale).
«Es un catálogo de lo cotidiano, de un yo narrador que a menudo es una eterna, amorosa, segunda persona del singular que miente, bromea, pontifica, tizna, traiciona, retrata y aparca en doble fila. Como todos los catálogos, los repertorios, las listas, es fascinante» (Chiara Valerio, l'Unità).
«Tan inclasificable como sorprendente» (Francesco de Core, Il Mattino).
Sinopsis
Estás en la cola del supermercado, o parado en medio de un atasco, o esperas a que tu novia salga del probador de una tienda de ropa, en fin, que estás algo distraído, cuando, de repente, la realidad que te rodea parece confluir hacia un único punto y hace que éste resplandezca. Y entonces te das cuenta de que acabas de encontrarte con uno de esos momentos de inadvertida felicidad. A medio camino entre Me acuerdo de Perec y las implacables leyes de Murphy, Francesco Piccolo pone al desnudo con despiadado sentido del humor los placeres más inconfesables, los tics, las debilidades con las que todos, tarde o temprano, hemos de bregar. Porque sólo reduciendo a añicos la realidad se logra atrapar por la cola ?siquiera un instante? el sentido más profundo de la vida. «Leed este libro, es probable que a veces os parezca estar delante de un espejo. Y os entrarán ganas de reír. Tal vez con una punzada de amargura» (Stefano Clerici, La Repubblica). «Es un catálogo de lo cotidiano... Como todos los catálogos, los repertorios, las listas, es fascinante» (Chiara Valerio, l?Unità). «Tan inclasificable como sorprendente» (Francesco de Core, Il Mattino).