Jean-François y Charles amaban a una misma mujer, Nicole, que prefirió a otro, de quien tuvo una hija, Justine. Con la vida destrozada, ambos siguieron distintos caminos: el primero probando fortuna en Malasia como administrador de una plantación de caucho; el segundo marginándose en una vida de vagabundo en los subterráneos de París. Treinta años después, Jean-François ve amenazada su posición de neocolonialista y urde un alocado plan para conservar su estilo de vida: insufla a los jornaleros y campesinos orientales, liderados por los insólitos hermanos Aw, los prinicipios del sindicalismo, y les arenga contra los nuevos patronos de la plantación. Pero su plan se desboca por completo cuando tiene que regresar a Francia para procurarse las armas que los campesinos exigen para hacer valer sus derechos.

A partir de entonces se inicia una trepidante aventura: hay una banda de chapuceros gángsters belgas, hay un fantasmagórico barco que surca los mares transportando el cargamento de armas y cuya tripulación se amotina en alta mar, hay amores despechados y reencontrados, hay intriga, acción y un frenético desenlace con secuestro de Justine incluido...

La aventura malaya, novela de aventuras donde las haya, refunde los elementos más arraigados del género en un calidoscopio irónico, preciso y sorprendente, sin respiro para el lector. Pero si bien el mito está aquí presente para hacer de la aventura una epopeya, Echenoz lo invierte mediante lo irrisorio y lo grotesco, la acumulación de peripecias y una galería de personajes tan fascinantes como estrafalarios: vagabundos seductores, traficantes enamorados, gángsteres calamitosos...

Jean Echenoz es sin duda el narrador más destacado de la literatura francesa de los años ochenta: escritor de la suspensión del sentido, de la divertida demolición de los dogmas, de los espacios abiertos y el tiempo ambiguo. De esta novela, una de sus obras más originales e imaginativas, se ha dicho que es a su género lo que el Quijote al de caballerías: la burla del mito y el nacimiento de otra cosa.

«Decir que Echenoz es el novelista más característico de los años ochenta no es simplemente un juicio de valor... si tuviéramos que dar cuenta de esta época, habría que hacerlo con los libros de Echenoz.» (Pierre Lepape, Le Monde)

«Un libro extraño y perturbador que maravilla por su inteligencia y su ligereza, que produce el mismo deleite que las clásicas novelas de aventuras a las que parece parodiar.» (Michel Nurisdany)