Calor
Calor

Calor

Aventuras de un aficionado como esclavo en la cocina, cocinero, fabricante de pasta y aprendiz de carnicero en la Toscana.

Todo empieza cuando Bill Buford invita a cenar a su casa a Mario Batali, el in­menso -en más de un sentido- y exuberante cocinero que sedujo desde su res­taurante Babbo, de tres estrellas, a los paladares más refinados de Nueva York, para convertirse luego en una celebridad con su programa de televisión Molto Mario. Buford se propone escribir para el New Yorker un artículo sobre el panta­gruélico y genial chef, para quien el mayor exceso apenas basta, pero también quiere aprenderlo todo sobre la profesión de alimentar y deleitar a la gente, quie­re saber qué y cómo se cuece en el mundo de la cocina profesional, quiénes tie­nen la sartén por el mango y cómo han hecho para llegar hasta allí. También quiere averiguar qué clase de cocinero habría podido ser él, un escritor aficio­nado al calor de los fogones. Y no pretende aprenderlo en libros o programas de televisión, o en meros testimonios.

Entonces, como hizo ya para Entre los vándalos, su espléndido libro sobre el fút­bol y sus bárbaros amantes, Buford lo abandona todo y se alista en la dantesca cocina de Batali, ese feroz campo de entrenamiento donde comenzará a traba­jar como un «esclavo» -así llaman a los aprendices-, e irá ascendiendo entre quemaduras, humillaciones y jornadas interminables la empinada escala que va de pinche a cocinero. Pero el viaje de Buford no acaba tras sus largos meses en la testosterónica cocina de Batali, donde también aprende que no hay nada más cercano al sexo que la comida, porque como le dirá alguien que trabaja allí, ¿qué otra cosa que sexo y comida podemos introducir dentro del cuerpo de la gente? Y Buford marchará a Italia a trabajar junto a uno de los maestros de Batali, un carnicero y charcutero de la Toscana que lo sabe todo sobre la carne y recita pa­sajes del Inferno de Dante mientras descuartiza una vaca; y a un restaurante en los Apeninos, donde le enseñan los eróticos secretos de la pasta, y que los tor­tellini perfectos son como el ombligo de una mujer. Y también a Londres, a tra­bajar con Marco Pierre White, el más influyente, el más temperamental, el más atractivo de los cocineros de Gran Bretaña.

«Un libro sobre la obsesión, escrito por un hombre atrapado en ella. Un libro ali­mentado por la comida, pero éste no es su único tema; el amor, el sexo, la cama­radería, el terror y el dolor también son parte de la historia» (Carolyn Hart, Seven).

«Buford no actúa como Casanova, sino como el doctor Kinsey, que estaba me­nos interesado en su propia sexualidad que en la meticulosa observación de la sexualidad de los otros» (Jason Epstein, The New York Review of Books).

«Buford se inscribe, dentro de la literatura americana, en la tradición de He­mingway. Los hombres se conocen a sí mismos, y su vida y su obra adquieren sentido mediante el sufrimiento físico. Y en Calor coge la intrincada sociología de la cocina y nos describe la compleja interacción de ambición, celos, dedicación al trabajo y talento... Una comida de lujo» (W. Grimes, The New York Times).

«Sangre, sudor y lágrimas encuadernadas. Obsesivo, brillante, brutal, estimu­lante. Emocionante como una montaña rusa, y el libro más divertido del año» (Elizabeth Luard, Literary Review).

«El mejor libro sobre la vida y obra de los profesionales -y artistas- de la coci­na» (Christopher Hurst, The lndependent).

«Un relato deslumbrante y divertido sobre dos años de espléndida locura. No creo que exista una crónica más vívida de lo que significa trabajar en la cocina de un gran chef» (Sue Birtwhistle, The Guardian).

ISBN978-84-339-7459-4
EAN9788433974594
PVP CON IVA21.00 €
NÚM. DE PÁGINAS464
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 678
TRADUCCIÓNMarta Salís Canosa
PUBLICACIÓN01/10/2007
OTRAS EDICIONESCompactos (CM 780)
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Bill Buford

Bill Buford

Bill Buford nació en Baton Rouge, Louisiana, en 1954. Estudió en la Universidad de California y obtuvo una beca Marshall para proseguir sus estudios en el King’s College, en Cambridge. Fue el impulsor de Granta, una de las más prestigiosas, infl uyentes e imaginativas revistas literarias contemporáneas, en su mítica época de los años ochenta, y desde 1995 ha sido editor y escritor del New Yorker. En Anagrama se han publicado sus reportajes Entre los vándalosCalor y La transmisión del sabor.

Foto © Thomas Schauer