Intrusos y huéspedes
Intrusos y huéspedes

Intrusos y huéspedes

El protagonista de este libro es un hombre con preocupaciones y responsabilidades que sin duda las estadísticas de Occidente clasificarían dentro de lo común. Está separado de su mujer. Tiene un hijo al que hace años que no trata. Algo que heredar, o de lo que ser desheredado. Unos bienes, espirituales y materiales, unos ahorrillos, fruto de su propio esfuerzo. Y un trabajo, no el mejor, no el que siempre hubiera deseado, pero un trabajo. Esto le preocupa muchísimo, pues es de los que sueñan con una segunda oportunidad.

Imaginemos ahora que ese hijo que casi es sólo un recuerdo decide volver, se le mete en casa. ¿A usted le preocuparía? Precisamente en este momento en que... ¿Medrará el chico? ¿Estará bien? ¿Tendrá buenos amigos? ¡Por el amor de Dios, que no se drogue! Y todo eso ¿a mí qué me costará? En fin, nada anormal. Pero imaginemos que poco a poco se va usted hundiendo. Que se queda sin habla. Se está ahogando en un vaso de agua, le dirán. De acuerdo. Pero usted..., usted, en el fondo del vaso, ¿qué dice? ¿Tal vez es de los que, en la dificultad, pronuncia la célebre frase: «Yo puedo solo»?

Pues bien: aquí, ni «yo», ni «puedo», ni «solo». 

Y, sin embargo, aunque este libro no va a contarle el período en que se queda sin habla, ni tampoco cómo la recupera (para eso tiene otros muchos libros), sino lo que pasa cuando ya la ha recuperado, es posible que encuentre en él lo que no se encuentra en las historias edificantes, esas que se recrean en la edificación pero nunca describen lo edificado. Verá el panorama de después del hundimiento, la superficie del vaso de agua, donde tal vez ahora se desate una tormenta atlántica, pero en la que usted flota, tranquilo. Derivando, quizá, hacia el «éxtasis ideal».

Intrusos y huéspedes es un libro experimental, aunque en absoluto utópico. Escandaloso y familiar a la vez, habla de una crisis, y sobre todo de sus resultados, urdiendo un explosivo balance entre la desesperación y la felicidad que desafía las expectativas del lector, la tradición del narrador deprimido del siglo XX y cualquier idea cómoda en torno al «individuo equilibrado». Lo que el lector eche en falta... tendrá que preguntarse -éticamente, psicológicamente­por qué lo echa en falta, y de este modo recuperar para la lectura su genuino valor de experiencia.

ISBN978-84-339-6880-7
EAN9788433968807
PVP CON IVA17.9 €
NÚM. DE PÁGINAS232
COLECCIÓNNarrativas hispánicas
CÓDIGONH 379
PUBLICACIÓN01/04/2005
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Luis Magrinyà

Luis Magrinyà

Luis Magrinyà nació en Palma de Mallorca en 1960 y vive en Madrid desde 1982. Estudió Letras y Fotografía. Ha trabajado como traductor, lexicógrafo y editor. Es autor de dos libros de cuentos, Los aé­reos (1993) y Belinda y el monstruo (1995), de la novela Los dos Luises (Anagrama), que recibió el Premio Herralde del año 2000, y de Intrusos y huéspedes (Anagrama, 2005). «Los aéreos es el libro de un auténtico escritor, no sólo una promesa, un libro excelente, cuidadoso, preciso» (Francisco Solano, Leer); «La inteligencia y brillantez de Belinda y el monstruo hallarán también a quien fascinar» (Eloy Fernández Porta, Lateral); «Parece evidente que, con Los dos Luises, Magrinyà no aspira a disputar el puesto de escritor que escribe sobre los “grandes temas” que se esperan de los grandes escritores y que, con suerte, hacen acreedor al Nobel, ya en la tercera edad» (Juan Antonio Rodríguez Tous, Quimera); «Hay en Intrusos y huéspedes una trasposición vital verdadera, en el acto de exponerse, que sí deja huella y que a veces llega a brillar con un extraño fulgor» (Isabel Núñez, La Vanguardia); «Intrusos y huéspedes refresca las meninges y anima al motín creativo» (Lola Beccaria, El Mundo); «Un auténtico olni (objeto literario no identificado): Intrusos y huéspedes ha aterrizado en la narrativa en lengua española para sembrar el desconcierto, el pánico, la felicidad» (Ignacio Echevarría, El Mercurio).

 

Foto ©  Cristina Candel