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Entrevista con Cecilia Fanti
Cecilia Fanti, escritora y librera argentina al frente de Céspedes Libros en CABA, formó este año parte del jurado del Premio Herralde de Novela junto a Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia Sesé. En la conversación que mantuvimos con ella, habló de su experiencia en el Premio.
Eres librera en Céspedes (Buenos Aires), pero también haces divulgación literaria a través de las redes sociales, participas en charlas, presentaciones y tú misma eres autora. De toda esta experiencia acumulada en el mundo editorial, ¿qué te ha servido para esta labor: ser parte del jurado del Premio Herralde de Novela 2025?
Me formé en la carrera de letras en Argentina, donde una ingresa como un lectora ávida –y en mi caso un tanto inocente y desprevenida– y luego de cuatro o cinco años te convertís esencialmente en una lectora profesional / crítica literaria.
Me gusta pensarme en ese rol que Gabriel Zaid, en su ensayo Los demasiados libros, llama «el buen lector» y en donde ubica a los libreros. Es decir, aquella persona que arma una constelación a partir de todos los libros disponibles en el mercado: forma un conjunto, le da sentido y va encontrando relaciones. Es decir, organiza una conversación.
Y creo que a lo largo de los años lo que vas haciendo es disponer esas herramientas para entrenar: el ojo, el trabajo con el texto, el armado de un catálogo personal y otro que contiene a tu biblioteca pero que la excede. En la conversación identificás qué y cómo leen los demás y de qué manera eso se incorpora a la constelación/conversación.
Si se me permite una comparación bien terrenal, ha sido casi como cuando un jugador de fútbol entrena toda su vida y un día lo llaman para jugar un mundial.
¿Te pareció una gran responsabilidad? ¿Qué significa para ti este premio?
¡Me pareció una responsabilidad enorme! Y también fue una sorpresa muy emocionante. Digo, en el catálogo de Anagrama, el Premio Herralde también ha sido parte de la formación lectora y la educación sentimental –y textual– de generaciones. Entonces de alguna manera pensaba en esa jovencísima ñoña que fui, que descubría nuevos autores por el Premio, que esperaba que salieran las novelas y, muchas veces, iba a hojearlos a las librerías sin poder comprarlos porque no me alcanzaba el dinero, y me decía: «esta sí que no te la esperabas».
En general, ¿por qué es positivo que un librero o una librera forme parte del jurado de este galardón?
Creo que los libreros y las libreras tenemos un diálogo cotidiano con los lectores desde nuestros salones que nos da una perspectiva privilegiada sobre la búsqueda y la recepción de los libros. Somos esa brazada final –y relacional– en la larga cadena que empieza en la cabeza del escritor y termina en las manos del lector donde también nuestra propia lectura está siempre puesta a prueba, sujeta a discusión y que se va modificando con la circulación del libro pero también de los lectores. En las lecturas de un librero hay algo que puede nacer del gusto o del disgusto y que también lo excede. En este sentido, creo que tenemos la capacidad de identificar el valor de un libro en relación con la recomendación que estamos haciendo o al lector que tenemos delante.
Normalmente genera mucho interés el proceso mismo de selección. En tu caso, ¿qué has tenido en cuenta para elegir tus novelas preferidas entre los participantes? O dicho de otra forma, ¿por qué un libro merece ganar el Premio Herralde?
Bueno, lo desafiante de leer una selección y tener que elegir solo uno es esa lectura relacional donde se ponen en juego los puntos fuertes y también los más flojos de los textos a partir de los cuales uno empieza a armar una jerarquía que luego también será puesta en debate en la conversación con el resto del jurado. Por lo tanto, creo que hasta la decisión final, las piezas se van moviendo.
Pero en especial me atrajeron esas novelas que habían construido un artefacto, a partir del cual trafican ideas, voces, discusiones.
Sin entrar en detalles que quedan en la intimidad de la discusión, ¿cómo fue tu experiencia en esa conversación?
Fue una experiencia maravillosa. Increíblemente estimulante y enriquecedora. Estuvimos casi cinco horas discutiendo y debatiendo literatura, con argumentos, con honestidad, con regocijo en el intercambio, con muchísima energía. Creo que es una conversación que atesoraré por años, y que espero alguna vez repetir.
¿Qué destacarías de la obra ganadora del Premio Herralde de Novela 2025?
El contrabando ejemplar está escrita con gran pulso narrativo y también con un desenfado envidiable. Atrapa como una novela de aventuras, polemiza como una novela teórica y hace reír –y también emociona– en los momentos justos. Creo que tiene el tipo de ambición que siempre deseo encontrar en una novela cuando combina inteligencia con gracia.