Lulú, una incógnita
«Kennedy es un narrador magistral... Su visión nace de un profundo y verdadero conocimiento del corazón humano» (Raymond Carver).
Lulú Peloquin es una anónima cenicienta que trabaja como dependienta en unos grandes almacenes, y sólo desea no llamar la atención. Un día, sin embargo, conoce en una cafetería a Leon Rafferty, caballero infinitamente elegante y enigmático, que le entreabrirá las puertas de los placeres de la cultura y la conducirá a casa de la señora Gansevoort, dama de altísima alcurnia y abundantes medios.
Tras contratarla como acompañante, secretaria y quizá hija sustituta, la señora Gansevoort comienza la transformación de Lulú: la viste con las ropas de su hija muerta, la fascina, la transforma en una Gansevoort, la obliga a vivir en un complejo mundo de espejos donde la joven debe reflejarse para suscitar amores y odios. Y Lulú, esa desconocida para sí misma, ese lugar vacío abocado a un laberinto de identidades posibles, acabará siendo una pieza más en el ajedrez infernal de la perversa señora Gansevoort, araña fascinante que, como algunas hadas malignas de los cuentos, corrompe a todo aquel a quien seduce.
«Después de leer la extraordinaria novela de Raymond Kennedy podemos afirmar que, después de todo, Otra vuelta de tuerca, de Henry James no era más que un amable cuento de hadas» (Le Figaro).
«Kennedy, que escribe superlativamente bien y sabe lo que hace, nos ofrece esta vez un espléndido espécimen de gótico contemporáneo, una refinada novela de horror para lectores cultos» (Richard Eder, Los Angeles Times).
«Esta crónica de la destrucción de una joven sensible a manos de una vengativa dama de la alta sociedad y de su perverso esclavo-gigoló nos deslumbra por el talento de su autor para la creación de atmósferas, y su notable penetración para descubrir los más oscuros vericuetos de la mente humana» (James Purdy).
«Kennedy es un narrador magistral... Su visión nace de un profundo y verdadero conocimiento del corazón humano» (Raymond Carver).
Sinopsis
Lulú Peloquin es una anónima cenicienta que trabaja como dependienta en unos grandes almacenes, y sólo desea no llamar la atención. Un día, sin embargo, conoce en una cafetería a Leon Rafferty, caballero infinitamente elegante y enigmático, que le entreabrirá las puertas de los placeres de la cultura y la conducirá a casa de la señora Gansevoort, dama de altísima alcurnia y abundantes medios.
Tras contratarla como acompañante, secretaria y quizá hija sustituta, la señora Gansevoort comienza la transformación de Lulú: la viste con las ropas de su hija muerta, la fascina, la transforma en una Gansevoort, la obliga a vivir en un complejo mundo de espejos donde la joven debe reflejarse para suscitar amores y odios. Y Lulú, esa desconocida para sí misma, ese lugar vacío abocado a un laberinto de identidades posibles, acabará siendo una pieza más en el ajedrez infernal de la perversa señora Gansevoort, araña fascinante que, como algunas hadas malignas de los cuentos, corrompe a todo aquel a quien seduce.