La troga
La troga

La troga

«Todos somos espiados, a todos nos amenaza un desastre. ¿Y por qué? Porque en la raíz de todo está en la troga», le dice una anciana señora al comisario de policía Pantieri. Estamos en Roma, en una época imprecisa que se parece mucho al pasado reciente. En el espacio de pocas horas, el mismo Pantieri oye a personas muy diferentes caer en el mismo lapsus aparente: dicen «troga» en lugar de «droga». Pero como todo investigador que se precie, Pantieri piensa que el lapsus es un paso hacia la verdad. ¿Qué será, en tal caso, esta «troga»?

Comienza así a tejerse, desde las primeras líneas, una de las más sorprendentes, complejas y violentas tramas. Encontraremos en ella sectas entregadas al Mal, feroces delitos, banqueros, políticos corruptos, terroristas, mujeres de la vida: en suma la llamada normalidad italiana. Aquí todo parece demasiado absurdo en su primera aparición, pero todo acaba después por encontrar su lugar en la delirante y exactísima construcción. Será fácil vislumbrar en el comisario Pantieri un homenaje al Ingravallo del Pasticciaccio de Gadda. Menos evidente, pero no menos significativo, el homenaje a John Belushi. En realidad, la cualidad «demencial» de la realidad, que parece ser una adquisición peculiar de los años 70 y 80, se expresa aquí con naturalidad en una estructura narrativa donde todo es al mismo tiempo trágico e irrisorio, tenebroso y vulgar, exasperado y plausible. Al fin la Italia turbia, grotesca y sanguinaria del caso Moro, de la inflación, de los servicios secretos y de la masonería ha encontrado su novelista.

«Una historia estructuralmente suspendida entre el Gadda del Pasticciaccio, el Sciascia de Todo modo y el Umberto Eco de El nombre de la rosa.» (Claudio Toscani)

«Un apocalipsis de cabaret... Apenas sienta el incisivo aroma de locura y absurdo que campea por La troga, el buen lector se sentirá feliz.» (Pietro Citati, Corriere della Sera)

«Toda la crónica de la corrupción italiana de estos años confluye en el libro, se amalgama, se exacerba: con feroz alegría, con alegre ferocidad... Podemos tratar de imaginar cómo podría acoger y definir la palabra un futuro diccionario: "Troga: palabra inventada por Giampaolo Rugarli para denominar a una asociación secreta cuyas inverosímiles tramas delictivas narra en el liro titulado cabalmente La troga. En el uso ya arraigado, la palabra significa obrar, en el gobierno del Estado, y por quienes tienen el poder, como una asociación criminal".» (Leonardo Sciascia)

«¿Los italianos? Están todos trogados.» (F. Marcoaldi, L'Espresso)

ISBN978-84-339-1135-3
EAN9788433911353
PVP CON IVA10.50 €
NÚM. DE PÁGINAS246
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 215
TRADUCCIÓNJoaquín Jordá
PUBLICACIÓN01/02/1991
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Giampaolo Rugarli

Giampaolo Rugarli

Giampaolo Rugarli (1932-2014) fue un escritor tardío que, después de ejercer durante treinta años como funcionario de banco, publicó, ya jubilado, a los 54 años, su primera novela, Il superlativo assoluto (1987, Premio Bagutta a la mejor ópera prima). Ya entonces llamó la atención de lectores tan exigentes como Pietro Citati, Claudio Magris o Giorgio Manganelli. Pero el éxito masivo de público y de crítica llegaría el año siguiente, con La troga (1988), recibida en Italia y fuera de Italia como una auténtica revelación y como una de las más atrevidas, divertidas y corrosivas novelas de los últimos años.