Diez autores responden: ¿Qué tienes en la mesa donde escribes?

¿QUÉ TIENES EN LA MESA DONDE ESCRIBES?

Juan Tallón

Ahora mismo, las gafas de sol graduadas, el reloj, un euro con treinta y cinco céntimos, el ticket del regalo de cumpleaños de mi sobrino, la cartera, un ejemplar de La Voz de Galicia, tres esculturas de mi padre, un marcapáginas, la tablet, veintiún libros apilados en tres montoncitos, y Jugadores de billar, de José Avello, y Cuando fuimos huérfanos, de Kazuo Ishiguro, sueltos por su cuenta, un lapicero, un diccionario de inglés, el móvil, el flexo, mi diario, los auriculares del móvil, una goma del pelo de mi hija, una caja de toallitas limpia gafas, una pulsera que me regaló un asesino en una visita a una cárcel para un club de lectura de El mejor del mundo, una bolita de papel que todavía no he arrojado a la papelera y una citación judicial para ir a declarar como testigo a un juicio por una reyerta callejera que presencié desde la ventana de mi piso, en frente del cual hay un after que cada semana me depara el espectáculo de una pelea semanal, como mínimo.

Paulina Flores

Música. Varios diccionarios, entre ellos el de Mitología Griega y Romana y el de símbolos. Una figurita de Pitufo Poeta. Un mensaje de una galleta de la fortuna que guardo desde hace años. Un cuaderno con hojas en blanco y muchos lápices a mina.

Mario Obrero

Muchos más bolígrafos y lápices de los que necesito, eso para empezar. También hay torres de libros, como si hiciesen una especie de madriguera a esa nueva escritura naciente. No menos importante, una taza o vaso que está siempre irritantemente vacío y postales de cuadros o paisajes.

Juan Villoro

Un gran desorden de recuerdos, fotos de mi hija y mi pareja, tijeras, una lupa y abrecartas que no uso, talismanes de otra época, monedas raras, recibos que no sé si pagué, coches en miniatura, apuntes y USB dispersos: los restos de un naufragio o de una civilización perdida.

Luis López Carrasco

No tengo un espacio fijo en el que escribir y escribo un poco donde puedo, algo que espero que cambie. Solo llevo un folio con la estructura de lo que esté escribiendo, sea ficción o ensayo.

Esther García Llovet

En la mesa, ahora mismo: Unas gafas de sol, la agenda, siete cuadernos de notas, la litrona de agua, un libro: The First Ballroom Marfa Twenty Years, un par de Kawekos sueltos por ahí, un frasco de "Huile Prodigieuse" de Nuxe, el móvil, una taza con bolis que no van, tarjetas para notas, un cubo CMY, dos citas médicas (?) y una fina y elegante y prusiana capa de polvo para dar algo de empaque a este verano infernal.

Camila Fabbri

A ver. En la mesa en la que escribo tengo un lapicero con lapiceras, biromes, una tijera. Tengo un posavasos con vasos o a veces tazas de café. Un velador casi siempre encendido, incluso de día. Tres libros que estoy leyendo de forma alternada. Una agenda, un cuaderno de notas -por los talleres virtuales que doy- ahora mismo tengo las llaves de mi casa también y el teléfono celular cargando su batería. Ah y un pomo de crema para manos. Mi naturaleza muerta.

Ariana Harwicz

En la mesa donde escribo tengo frascos de vidrio con balas ya usadas, alguna vela, hojas con apuntes, piedras, pinturas de árboles de pintores anónimos.

Cynthia Rimsky

Necesito una mesa despojada: una botella de agua y un vaso de cerámica que hizo un amigo, un taco calendario de papel para anotar lo que tengo que hacer (o se me olvida), lápices, un encendedor, un pequeño cenicero con un porro, una libreta de notas, la computadora y el o los libros que estoy usando.

Andrés Barba

Una semilla de secuoya gigante que me regaló una amiga, una amatista en bruto de Misiones, un fotograbado de Man Ray, los libros con los que estoy trabajando en ese momento.