Albertine desaparecida
Albertine desaparecida

Albertine desaparecida

Durante el verano y el otoño de 1922 Proust llevó a cabo modificaciones finales en el manuscrito de Albertine desaparecida. Excepto para contados contemporáneos —su hermano Robert, Jacques Rivière y Jean Paulhan—, este hecho habría quedado ignorado. Gracias a un providencial concurso de circunstancias fue posible, en 1986, redescubrirlo. Claude Mauriac, casado con una sobrina de Proust, descubrió un texto dactilografiado lleno de tachaduras y adiciones, así como páginas manuscritas de Proust, lo que cambiaba radicalmente la obra. Su nieta, Nathalie Mauriac, se ocupó de la edición del manuscrito.

Los proustianos constatarán, con emoción, que el propio Proust deseaba que la última versión de Albertine desaparecida fuera más breve, más densa de la que se disponía hasta la fecha. Mediante ciertos retoques, añadidos, supresiones, variaba el sentido del libro inyectándole estos «átomos de verdad» que acrecientan el rigor de una composición y le proporcionan su perfil definitivo. Si en 1925 no le fue posible al profesor Proust editar la «verdadera» Albertine desaparecida, ahora ya es posible leer la última versión de una obra maestra.

«Albertine desaparecida se convierte, así, en un volumen de la Recherche que se basta a sí mismo, comprensible fuera de su contexto, a la manera de Un amor de Swann» (Patrick, Loriot, Le Nouvel Observateur).

«Se puede afirmar que esta nueva Albertine desaparecida constituye un documento capital que marcará una fecha en la historia de las ediciones de la Recherche» (Le Matin).

ISBN978-84-339-3132-0
EAN9788433931320
PVP CON IVA9 €
NÚM. DE PÁGINAS200
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 132
TRADUCCIÓNJavier Albiñana Serraín
PUBLICACIÓN01/04/1988
OTRAS EDICIONESCompactos (CM 171)
Otra vuelta de tuerca (OVT 43)
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Marcel Proust

Marcel Proust

Marcel Proust (1871-1922) nació en París en el seno de una familia adinerada. Enfermo crónico de asma, pasó gran parte de su vida recluido en una habitación donde escribió su obra maestra, En busca del tiempo perdido, una de las cumbres de la novela universal. De las siete partes que la componen, publicó en vida: Por el camino de Swann (1913), A la sombra de las muchachas en flor (1919), El mundo de Guermantes (1920-1921) y Sodoma y Gomorra (1921-9122); póstumamente se editaron La prisionera (1923), Albertine desaparecida, retitulada después La fugitiva (1925), y El tiempo recobrado (1927).