Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques
Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques

Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques

Epílogo de James W. Grauerholz.

Will Dennison y Mike Ryko son los cronistas de las idas y venidas de un grupo de amigos -y conocidos- en unos pocos días de agosto de 1944. En un tono neutro, sin juzgar ni calificar, aceptándolo todo, relatan lo que hacen hora a hora, a quiénes ven, con quiénes deambulan o se acuestan, cómo consiguen dinero, y cómo lo comparten, o lo gorronean. Casi nadie tiene trabajo, algunas de las chicas aún están en la universidad, y todos son jóvenes, con proyectos literarios o artísticos, a los que aluden casi de soslayo. Y aún no hablan de ellos mismos como escritores, aunque las dos figuras clave del relato, Phillip Tourian, un guapísimo jovencito de diecisiete años, y Ramsay Allen, el treintañero sureño que lo ama y lo sigue como «un perro apaleado», ponen «Rimbaud» y «Verlaine» cuando firman una petición para el congreso de un grupo de izquierdas.

Pero en esta extraña novela casi sin ficción, lacónica y helada y con la fascinación y la dureza de una crónica negra, nadie es quien dice ser. Porque Will Dennison es el nombre que se da a sí mismo William Burroughs en la novela, y Mike Ryko el que adoptó Jack Kerouac. Ramsay Allen era un antiguo compañero de estudios de Burroughs llamado David Kammerer, y estaba obsesionado desde hacía ocho años por el adolescente Phillip, que en la vida real era Lucien Carr (aquel a quien Allen Ginsberg dedicaría luego su Aullido), quien la noche del 14 de agosto de 1944 apuñaló a Kammerer, arrojó su cadáver al río Hudson y se dirigió después, manchado de sangre, a ver a Burroughs y a Kerouac para contarles lo que había hecho, y los hizo cómplices del asesinato.

Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques es la novela que ambos escribieron a cuatro manos, meses después, sobre los acontecimientos de aquel verano iniciático, que de alguna manera definió sus vidas y su literatura, y que se ha publicado por fin después de la muerte, en el año 2005, de Lucien Carr, o Phillip Tourian, o «Rimbaud».

«Una combinación de novela negra y lamento existencialista sobre el absurdo de la vida moderna... Entre Dashiell Hammett y Albert Camus, y un documento absolutamente esencial sobre la generación beat» (Gerald Nicosia, San Francisco Chronicle).

«Su publicación es un acontecimiento literario, no sólo porque une a dos de los tres líderes de los beat, sino porque cuenta una historia de amistades maculinas, de amor obsesivo y muerte, que fascinó a decenas de escritores americanos... Si buscaban el vínculo entre los personajes impotentes y errabundos de Fiesta, de Hemingway, los borrachos de Última salida para Brooklyn, de Selby, o los colgados de Menos que cero, de Bret Easton Ellis, ya lo han encontrado» (John Walsh, The lndependent).

ISBN978-84-339-7532-4
EAN9788433975324
PVP CON IVA16.5 €
NÚM. DE PÁGINAS192
COLECCIÓNPanorama de narrativas
CÓDIGOPN 751
TRADUCCIÓNFernando González Corugedo
PUBLICACIÓN01/04/2010
RESEÑAS PRENSA
AtlánticoHoy
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William S. Burroughs

William S. Burroughs

William S. Burroughs (1914-1997) es una figura legendaria de la literatura norteamericana de este siglo, un escritor comparado con Villon, Rimbaud y Genet. Tanto su vida como su obra, de un pesimismo total y un sombrío sentido del humor, reflejan una actitud de rebelión permanente contra la sociedad convencional. Homosexual, drogadicto durante muchos años, amigo e ídolo de Kerouac y Ginsberg, se le considera el gran «gurú» de la generación beat, pese a su negativa a ser incluido en ella.

 

Foto © Richard Avedon


Jack Kerouac

Jack Kerouac

Jack Kerouac (1922-1969) es el novelista más destacado y emblemático de la Generación Beat. En Anagrama se han publicado sus obras fundamentales: En el camino, Los subterráneos, Los Vagabundos del Dharma, La vanidad de los Duluoz y En la carretera. El rollo mecanografiado original, además de Cartas, la selección de su correspondencia con Allen Ginsberg, y, con William S. Burroughs, Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques.

Foto © Jerry Bauer