Habitación doble
Habitación doble

Habitación doble

Una editora madura, enamorada de un cantante indie al que casi dobla en edad, cruza una mañana la Gran Vía madrileña y, al sacudir la ceniza de su cigarrillo, una brasa sale disparada sobre la cabeza de un bebé. Diez minutos después, ante un juez que quiere comprar su piso, duda.

Un joven electricista de crucero por el Nilo acumula trozos de moqueta, piedras y flotadores para crear una instalación inspirada en su vida insignificante. Dieciséis años después, un periodista encuentra un dedal en la orilla de un canal de Ámsterdam y se cita con un ex novio al que han violado. 

Una noche de septiembre unos médicos celebran una cena accidentada en una casa llena de muebles orientales. Poco más de un año después, un camello en apuros solicita refugio en la pedanía donde se ha recluido un antiguo amigo, en paro y deprimido. 

El 12 de julio de 2009 unos franceses van en coche de Savonnieres a París y hablan, entre otras cosas, del temor a no reconocer a los suicidas. Acto seguido, un padre ansioso se pregunta por qué le atraen los asesinos en serie y busca respuestas en las memorias del padre del carnicero de Milwaukee. 

Estas cuatro -u ocho- situaciones no dejan de tener cosas en común, hilos que se cruzan, rastreables por otro lado en la obra de Luis Magrinya: padres e hijos, reencuentros arduos, trabajos capciosos, trastornos mentales, artistas con psicología y relaciones posibles en un mundo imposible. Sus protagonistas, ilegítimos en la tradición novelesca, son gente que, a pesar de gozar de inteligencia y sensibilidad, no carga sobre sus espaldas el peso del mundo. 

Todo, sin embargo, se sucede, se articula, formando una cadena con eslabones rotos, pero una cadena al fin y al cabo. El lector es invitado a subirse a un tren en marcha, del que desconoce su origen y destino. Atravesará túneles y estaciones destartaladas, pero, en todo caso, el abandono, la oscuridad, y también la diversión, serán un acto -y un espacio- creativo, acogedor. Habitación doble es una instalación narrativa en la que el autor no sabe si todo está relacionado o no: ha trabajado con la continuidad y la discontinuidad, con la unidad y la fracción, con la idea de compartir, sin fijarse una meta, sin pretender demostrar nada; ha querido ver cómo surge, si surge, el sentido. 

En esta singular y extraordinaria obra se confirma, de forma contundente, una afirmación no menos contundente del añorado Rafael Conte: «Magrinya vale la pena. » 

El autor ha rodado un vídeo para acompañar el libro, una pieza más de él, aunque fuera de él.

«Estupendo y original artefacto (no me atrevo a llamarlo novela, ni tampoco conjunto de cuatro novelas siamesas) creado por Luis Magrinyà en Habitación doble.Si quieren leer a un moderno que escribe con la precisión y el regusto del lenguaje de un maestro antiguo, atrévanse con el último Magrinyà» (Manuel Rodríguez Rivero, El País).

«Un autor atípico: indisciplinado con la tradición literaria y sus valores, al mismo tiempo que exigente con la escritura literaria y sus significados. Y lo que resulta más extraño todavóa, todo ello sin hacer gala de ninguna de las dos cosas... Luis Magrinyà construye unas historias que tienen la virtud - poco frecuente en la narrativa actual- de desafiar las leyes narrativas más comunes y de desobedecer los tópicos argumentales y culturales de nuestro mundo y que saben hacerlo con una naturalidad y sutileza que dinamita cualquier suspicacia... Un viaje de los que merece la pena hacer» (María José Gil Bonmatí, Kiliedro).

«Espléndido libro en el que el humor está siempre presente: sea para ridiculizar las costumbres y valores y convicciones sociales, las novelas a la moda, la meritocracia, las relaciones de poder... Historias dobles (con su haz y envés) que Magrinyà relata con una escritura escritura elevada y elegante» (Ana Rodríguez Fischer, El País).

«Se reúnen varios relatos, engarzados por una sutil trama, y con una gran variedad de registros... Luis Magrinyà ha ideado un artefacto compositivo cuya forma resulta de una novedad muy pensada... No son historias hechas para reír, pero hay una ironía muy fina, hija del desapego respecto a los tópicos que estamos viendo desarrollarse» (José María Pozuelo, ABC).

«Habitación doble es uno de los acontecimientos del año» (Tino Pertierra, La Nueva España).

«Luis Magrinyà mola» (Antonio José Rodríguez Soria, Quimera).

«Delicado y sorprendente libro» (Ignacio Echevarría, El Mundo).

«Una casa de cuentos llena de recovecos, zonas de sombra y espacios diáfanos, en la que, para no perderse, hay que dejar de lado el mapa mental de la novela e ir descubriendo su repartido tesoro: en el Nilo, en Ámsterdam o en una escena de comedia excéntrica que me recordó el clásico hollywoodiense de Cukor Cena a las ocho» (Vicente Molina-Foix, El País Madrid).

«Magrinyà va desmontando la variada gama de discursos que encogen el mundo para hacerlo más manejable, y deja así circular una larga variedad de inquietudes y comportamientos y maneras de pensar que escapan a ese afán clasificador que regula la conducta de las personas. La sutileza del proyecto está ahí: los tipos corrientes resultan extraordinarios, como el carnicero de Milwaukee» (J.A. Rojo, El rincón del distraído).

«Magrinyà confirma con su nueva obra la solidez de su trayectoria…Sus obras encierran un muy personal sentido del humor» (Carmen Rodríguez Santos, Abc).

«Recomiendo que se asomen ustedes a la nueva novela de Luis Magrinyà, uno de estos autores que ayudan a echar vistazos por el mismísimo alrededor» (Alejandro Gándara, El Escorpión).

«Magrinyà pertenece a la estirpe de los conquistadores del nuevo horizonte. Un libro muy apetecible» (Nadal Suau, Diario de Mallorca).

«La escritura de Magrinyà es sólida, está muy bien compuesta; se podría decir que muy trabajada. Y sus ideas, sus planteamientos, son siempre diferentes al resto de su entorno literario, generacional…Seguí la lectura hasta el final disfrutando cada vez más de ese ADN Magrinyà» (Evaristo Aguirre, Divertinajes).

«Posee una prosa de modélica precisión que combina toques de finura irónica con concisa capacidad analítica de personajes, de situaciones. Y, desde luego, no parece una novela… En este libro, casi un juego de sutiles simetrías, se engloban varias historias y hasta un ensayo, y sin embargo, en conjunto, me atrevo a afirmar que esto es una novela; una estimulantemente discontinua novela postmoderna sobre esa habitación doble que es hoy el yo, y son hoy las relaciones humanas… Esta psicoanalítica novela es moderna en su estructura y tema aunque narrada con prosa poseedora del regusto de lo clásico… Les recomiendo esta novela» (Luis Artigue, luisartigue.blogspot.com).

ISBN978-84-339-7210-1
EAN9788433972101
PVP CON IVA19.9 €
NÚM. DE PÁGINAS312
COLECCIÓNNarrativas hispánicas
CÓDIGONH 471
PUBLICACIÓN28/04/2010
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Luis Magrinyà

Luis Magrinyà

Luis Magrinyà nació en Palma de Mallorca en 1960 y vive en Madrid desde 1982. Estudió Letras y Fotografía. Ha trabajado como traductor, lexicógrafo y editor. Es autor de dos libros de cuentos, Los aé­reos (1993) y Belinda y el monstruo (1995), de la novela Los dos Luises (Anagrama), que recibió el Premio Herralde del año 2000, y de Intrusos y huéspedes (Anagrama, 2005). «Los aéreos es el libro de un auténtico escritor, no sólo una promesa, un libro excelente, cuidadoso, preciso» (Francisco Solano, Leer); «La inteligencia y brillantez de Belinda y el monstruo hallarán también a quien fascinar» (Eloy Fernández Porta, Lateral); «Parece evidente que, con Los dos Luises, Magrinyà no aspira a disputar el puesto de escritor que escribe sobre los “grandes temas” que se esperan de los grandes escritores y que, con suerte, hacen acreedor al Nobel, ya en la tercera edad» (Juan Antonio Rodríguez Tous, Quimera); «Hay en Intrusos y huéspedes una trasposición vital verdadera, en el acto de exponerse, que sí deja huella y que a veces llega a brillar con un extraño fulgor» (Isabel Núñez, La Vanguardia); «Intrusos y huéspedes refresca las meninges y anima al motín creativo» (Lola Beccaria, El Mundo); «Un auténtico olni (objeto literario no identificado): Intrusos y huéspedes ha aterrizado en la narrativa en lengua española para sembrar el desconcierto, el pánico, la felicidad» (Ignacio Echevarría, El Mercurio).

 

Foto ©  Cristina Candel