Los astronautas, entre el mito del vaquero y la maquinaria publicitaria del siglo XX.
Un libro apasionante en el que Wolfe investiga qué pasó realmente en la carrera espacial y quiénes eran realmente sus más directos protagonistas: los astronautas. Los astronautas procedían del mundo de los pilotos de pruebas. El piloto de pruebas era el que tenía lo que hay que tener: valor, destreza, orgullo y lacónico humor, bajo las más terribles presiones. Su simbolismo era aún el del vaquero fanfarrón. Pero en el mundo futuro se quiere reducir a los bravos vaqueros a la condición de autómatas y de conejillos de Indias. Este libro nos narra su lucha por conservar la dignidad humana. Nos explica también las incidencias del gigantesco combate publicitario en que se convierte la llamada «carrera espacial», y nos habla de la gigantesca maquinaria publicitario-informativa, que inicia su tarea con los astronautas, que necesita héroes y símbolos. Pero aun así, aunque en las fauces del monstruo publicitario caigan los astronautas, este mecanismo aporta a sus víctimas algo muy importante: poder.
«Un minucioso y apasionante reportaje que se sigue como la más apasionante de las novelas» (El País).
Sinopsis
Un libro apasionante en el que Wolfe investiga qué pasó realmente en la carrera espacial y quiénes eran realmente sus más directos protagonistas: los astronautas. Los astronautas procedían del mundo de los pilotos de pruebas. El piloto de pruebas era el que tenía lo que hay que tener: valor, destreza, orgullo y lacónico humor, bajo las más terribles presiones. Su simbolismo era aún el del vaquero fanfarrón. Pero en el mundo futuro se quiere reducir a los bravos vaqueros a la condición de autómatas y de conejillos de Indias. Este libro nos narra su lucha por conservar la dignidad humana. Nos explica también las incidencias del gigantesco combate publicitario en que se convierte la llamada «carrera espacial», y nos habla de la gigantesca maquinaria publicitario-informativa, que inicia su tarea con los astronautas, que necesita héroes y símbolos. Pero aun así, aunque en las fauces del monstruo publicitario caigan los astronautas, este mecanismo aporta a sus víctimas algo muy importante: poder.
