05/02/2018
Notas sobre Luis Goytisolo, compañero de colegio

Voy a hacer un travelling sintético, pero no muy breve, recorriendo la larguísima trayectoria literaria de Luis y mi relación con él, desde 1947 hasta ahora, es decir desde nuestros doce años. Y también su imbricación con Anagrama en diversas ocasiones.

Nos conocimos en el colegio La Salle Bonanova, de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, cuando estábamos en 2º de bachillerato C y enseguida nos hicimos amigos. Citaré unos ejemplos de nuestra amistad y afinidades.

- En dicho colegio, los jueves había una misa obligatoria para todos los alumnos en la gran capilla. En el momento de la comunión algunos centenares de alumnos se levantaban religiosamente (y nunca mejor dicho) de sus filas para ir a comulgar excepto una: desde los 13 o 14 años, en la que Goytisolo, otro alumno llamado Ángel Gamboa y yo, permanecíamos sentados. A veces se añadía algún otro. Y esto hasta acabar el bachillerato. En dos novelas autobiográficas Luis ha aludido a estos episodios. Debo decir que no fuimos penalizados por ello, los Hermanos tenían una manga más ancha que los temibles jesuitas, así que el nuestro fue un “heroísmo” discreto.

- A lo largo del bachillerato, en dos ocasiones nos llevaban a Manresa, para una semana de ejercicios espirituales, con una escenografía bastante terrorífica, truculenta, pero sobre todo latosísima. Creo que fue en la segunda ocasión, a los quince o dieciséis años, Luis y yo estábamos en celdas contiguas y una noche me pasó un ejemplar de Santuario de William Faulkner, una novela particularmente escabrosa, muy oportunamente desintoxicadora.

- En 7º de bachillerato, el curso final, se nos ofreció a la hora del recreo, en lugar del fútbol habitual, la posibilidad de montar a caballo (gracias al Picadero Bonanova que estaba muy cerca del colegio). Luis y yo nos aficionamos mucho y a menudo los domingos íbamos a galopar a la Carretera de las Aguas, en la montaña al norte de Barcelona. Yo seguí con la afición y estuve unos tres años participando activamente en concursos hípicos de saltos.

- En 1954, a los 19 años, leí Juegos de manos de Juan Goytisolo, que fue también alumno del colegio, y luego había decidido exiliarse a París. Esta novela sobre la insumisión de un grupo de jóvenes estudiantes rebeldes y bohemios en Madrid, fue para mí una sacudida, aunque luego el autor la haya desautorizado. Otra forma de vida.

- Luego, Luis estudió derecho y yo ingeniería y durante unos años nos vimos muy episódicamente. Leí Las afueras, su primera novela que escribió apenas veinteañero y fue el primer premio del Biblioteca Breve, inaugurando el galardón por excelencia en lengua española, en la época de Carlos Barral, que otorgaba la editorial Seix Barral, y me quedé deslumbrado, tanto es así que, en una efímera vocación cinematográfica, empecé a escribir, alrededor de 1960, el guión de Los geranios, uno de los relatos o textos de Las afueras, que quedó inacabado y abandonado, aunque durante décadas persistió la cinefilia.

- Durante los años 60 nos fuimos encontrando o conociendo muchos jóvenes “inquietos” de Barcelona y empezamos a vernos Luis y yo cada vez con mayor frecuencia. Eran los tiempos de la llamada Gauche Divine, del ramalazo de libertad sexual, de creatividad, de rechazo del orden burgués y de la politización antifranquista. Tiempos que se evocan con énfasis en El sueño de San Luis.

- Mientras Luis estaba inmerso (creo que durante 17 años) en la redacción de Antagonía, una auténtica catedral de la literatura contemporánea, yo empezaba a planear desde octubre del 67 la editorial Anagrama cuyos primeros títulos salieron en abril de1969: El primer libro de la editorial que físicamente tuve en mis manos fue la traducción de Il mestiere di vivere de Cesare Pavese, autor fundamental en aquella época, también valorado así por Luis en su ensayo, y especialmente los diarios que componen dicho volumen.

- A modo de descanso en su ambiciosísima empresa, Luis escribe la primera de sus fábulas, Ojos, círculos, búhos que publicó en Anagrama en 1970, con dibujos de Joan Ponç, el gran pintor y fundador del grupo Dau al Set (con Antoni Tàpies, Modest Cuixart o el poeta Joan Brossa). Un breve texto extraordinario, absolutamente atípico y desconcertante, a modo de agudo y corrosivo retrato de la sociedad de aquellos tiempos, con un sentido del humor negrísimo, lacónico y eficaz. Una versión destilada de lo que el gran Pere Gimferrer denominó “la ironía impasible” que impregna la opera omnia de Luis. Aunque tanto en Ojos, círculos, búhos como en las otras tres fábulas que ha escrito la ironía no es tan impasible como restallante.

- A principios de los 70 tengo la idea de fundar un premio de ensayo, se lo comento a Luis a quien le entusiasma la idea. Y convocamos en su casa una primera reunión con Mario Vargas Llosa y Salvador Clotas (gran amigo, crítico muy fino y experto jurado en los premios de Barral). Elaboramos las bases y se añadieron al jurado del primer año Hans Magnus Enzensberger y Juan Benet. Un jurado, pues, rutilante para un premio de una editorial casi recién nacida, con unos pocos años de actividad. Un premio ahora muy longevo, con 43 convocatorias, y del que Luis fue jurado durante los primeros años.

- Época del boom: Luis fue uno de los escritores barceloneses que ejercieron una sólida conexión entre los escritores latinoamericanos y el entorno cultural barcelonés. Un ejemplo vistoso: en la noche de fin de año de 1970 organizó una famosa fiesta a la que asistieron, como figuras estelares, García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar y Donoso con sus respectivas parejas (si hubiera caído una bomba en casa de Luis, se acababa el boom). Una fiesta glosada brillantemente por Donoso en Historia personal del boom, a la que se fueron añadiendo durante la madrugada otros noctámbulos. Allí conocí al mexicano Sergio Pitol que se fue convirtiendo en un grandísimo escritor y en uno de mis mejores amigos.

- Aparición de Recuento (creo que en el 75 primero en México por razones de la censura), el primer volumen de Antagonía, recibido como una obra maestra, tan esperada. Yo había sido uno de los privilegiados que leyó unas cien primeras páginas del manuscrito que me pareció extraordinario, sin ninguna conexión con lo que se estaba escribiendo entonces en España. Luego, espaciadamente, se fueron publicando a lo largo de varios años los tres tomos siguientes, lo que no facilitó poder hacerse una idea cabal de su enorme importancia. Y además, el último tomo, Teoría del conocimiento, se publicó en plena explosión de la llamada “nueva narrativa española” con la que la obra de Luis, tan ambiciosa y exigente, tenía muy poco que ver.

- Publiqué su novela siguiente Estela del fuego que se aleja que ganó el Premio de la Crítica en 1984 en la colección “Narrativas hispánicas” cuyos tres primeros autores fueron Álvaro Pombo, Sergio Pitol y Luis Goytisolo, con dicho título. Luego siguió escribiendo una serie de valiosas novelas, a contracorriente de la llamada “nueva narrativa española”, tan aupada: algo así como un educado lobo estepario, nada mediático. Ingresa en la Real Academia Española, de la que es miembro muy activo desde el inicio.

- Y para resumir, un gran salto adelante (como se decía en el dialecto maoísta). Anagrama publicó, hace unos pocos años, en 2012, los cuatro tomos de Antagonía por primera vez en un solo volumen, tal como siempre fueron pensados, como una obra única férreamente trabada. Fue descubierta (o redescubierta) con un estupor maravillado. Finalmente se reconoció ampliamente lo que muchos estudiosos y expertos ya sabían: Antagonía es una de las cumbres de la novela del siglo XX. Así lo califican los mejores críticos españoles y anglosajones, está en vías de traducción en Estados Unidos, donde desde hace décadas, la obra de Luis es muy estudiada y valorada por los más avezados hispanistas, con Gonzalo Sobejano a la cabeza. Y además del reconocimiento de los críticos fueron apareciendo textos extraordinariamente favorables de otros escritores, desde Mario Vargas Llosa hasta uno recentísimo de Juan Goytisolo, con quien Luis ha tenido una relación personal con ciertos altibajos, que quedaron cancelados con tan rendido homenaje.

- Tuvimos la suerte de que Luis Goytisolo se presentara y ganara el Premio Anagrama    de Ensayo en 2013, con Naturaleza de la novela, rescatamos Estela del fuego que se aleja y tenemos aún algunos proyectos pendientes. Pero ahora me alegra estar en la Biblioteca Nacional, presentando junto a su directora Ana Santos Aramburo y Darío Villanueva, director de la Real Academia, El sueño de San Luis, un breve, incisivo e importante ensayo de Luis Goytisolo y que, indagando en su subconsciente tras una relectura completa de su obra novelística, es una suerte de “caja negra” de su obra. Un libro desde ahora imprescindible.

Enhorabuena, querido Luis.

       Jorge Herralde

    Biblioteca Nacional, 22 de mayo de 2015


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