Vals de Mefisto
Vals de Mefisto

Vals de Mefisto

El autor sitúa a sus personajes en escenarios imposibles que de pronto se vuelven cotidianos. O en escenarios perfectamente familiares que, de repente, a saber por qué clase de iluminación interior, se convierten en remotos e inasibles. Venecia, castamente desflorada, se transforma en un intermitente surtidor de luces. Sus reflejos parecen entregarnos una simple noche de amor que comprende las historias todas del Universo. En Samarcanda asistimos a una invasión de cigüeñas dentadas, a una truculenta orgía, a un rito de iniciación que nos acerca a la locura, a los recuerdos que el autor guarda de algunas conversaciones con su amigo Torres en un mortecino cafetucho de Varsovia.

El lector deambula por un laberinto que al final resulta estar trazado sobre una línea recta. Los protagonistas escapan de su celda, después de indecibles trabajos, para descubrir que sólo han ido a parar a otra. En el mundo de Pitol, las referencias son vagas y a la vez precisas: la Reina de la Noche de la ópera de Mozart; un cuadro de Giorgione; Titania, la de El sueño; un vals de Liszt; algunas manoseadas arias de ópera; unas fogatas en la ciudad natal de Avicena; algún bar de Varsovia; la novela de Artur Schnitzler que relata un episodio de la vejez de Casanova. A través de esos signos se mueven los espectrales personaJes de Pitol, quienes con obcecación semejante a la de los topos, cavan vasos comunicantes que adelgazan los límites entre lo fantástico y lo real, entre la soledad y el deseo, para demostrar que, finalmente, «todo está en todo», que cualquier tiempo integra un único presente imprevisible.

Vals de Mefisto manifiesta en todo momento el placer de narrar. Contar historias como en Las mil y una noches, engarzar una anécdota con otras, contar, narrar, relatar. Por un momento, eso parecería ser todo. Pero, de pronto, un registro se modifica y la narración se carga de una gravedad inesperada. La ruta parece bifurcarse. ¿Se ha perdido el camino? Ahí empieza el verdadero relato.

Carlos Monsiváis ha escrito: «Porque en la obra de Pitol, así no haya suspenso o enseñanza moral, sí hay acción física (ejemplo culminante, el relato veneciano de Vals de Mefisto) y descripción de lugares y personas, pero todo actúa y se unifica gracias a un lenguaje escudriñador que aplica las mismas exigencias evocativas al movimiento o a la individualidad, al refinamiento extremo o al sopor provinciano. Los escenarios se suceden con rapidez y se adecúan al ritmo de los caracteres, pero en la ciudad de México o en Córdoba, en Nueva York o Bujara, en Viena o Varsovia, el punto de fusión es la ambigüedad, el método elegido para armonizar teoría y comportamiento. La introspección, las visiones totalizadoras del narrador, los relatos complementarios, todo se ciñe al fluir asimétrico de la conciencia.»

ISBN978-84-339-1702-7
EAN9788433917027
PVP CON IVA6.60 €
NÚM. DE PÁGINAS128
COLECCIÓNNarrativas hispánicas
CÓDIGONH 2
PUBLICACIÓN01/01/1984
OTRAS EDICIONESCompactos (CM 218)
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Sergio Pitol

Sergio Pitol

Sergio Pitol (1933-2018) Cursó sus estudios de Derecho y Filosofía en la Ciudad de México. Es reconocido por su trayectoria intelectual, tanto en el campo de la creación literaria como en el de la difusión de la cultura, especialmente en la preservación y promoción del patrimonio artístico e histórico mexicano en el exterior. Ha vivido perpetuamente en fuga, fue estudiante en Roma, traductor en Pekín y en Barcelona, profesor universitario en Xalapa y en Bristol, y diplomático en Varsovia, Budapest, París, Moscú y Praga. Galardonado con el Premio Juan Rulfo en 1999 y el Premio Cervantes en 2005, por el conjunto de su obra.

Foto © Carles Mercader